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¿Tienes una idea en mente? Nunca es demasiado tarde para poder realizar lo que más soñaste.
Proyectos sin concretar, ideas profundas que no rompen barreras, o el famosísimo ‘hubiera’ no existen en el mundo de James Cameron (Canadá, 1954). Después de trabajar como conductor de camión, el director canadiense sabía que había más fronteras que cruzar y así es cómo se aventuró por la industria cinematográfica. Su primera inspiración para la creación de efectos especiales la tomó al terminar de ver la triunfante cinta Star Wars en 1977, lo que desató su imaginación para su primera cinta Xenogenesis (1978) y luego proyectándose como director de efectos especiales en ese mismo año en películas como Piraña (1978). En 1982, su imaginación y experiencia dentro de la ciencia ficción lo llevaron a la creación de un guion que se convertiría en una de las películas más aclamadas de la historia, The Terminator (1984), la historia de un cyborg del futuro que cobraría vida gracias al talentoso Arnold Schwarzenegger. A pesar de ser un experto en ciencia ficción, Cameron sabía que debía combinar dos de sus grandes pasiones para así poder concretar una idea que llevaba en mente desde ya hace un tiempo.
“Mis dos fuentes de inspiración: ¿la primera? mi amor por la historia, un amor que la gente no conocía ya que yo era una persona de la ciencia ficción, ¿la segunda? Amo la exploración desde que era un niño, y especialmente la tecnología que es utilizada para sumergirse en ese mundo oscuro y desconocido del interespacio. Así que sentado en esa intersección exacta de estos dos intereses surge: el naufragio del Titanic”, así fue como Cameron describió (durante el Festival de las Ideas 2023) cómo nació la idea para lo que muchos consideran como su magnum opus, Titanic (1997). Gracias a estas dos inclinaciones e ideas fue cómo el director logró entrenarse y concretar el proyecto de explorar las ruinas de este desastre marítimo, creando el filme y la historia de amor entre Jack y Rose que permanece en nuestros corazones hasta hoy en día.
Asimismo, lo logró con la cinta Avatar (2009), historia que ya se habría imaginado desde su adolescencia, una aventura en donde había árboles, plantas, animales y humanoides convivían en un ecosistema literalmente de otro planeta. Este ingenioso proyecto del joven y soñador Cameron era bastante ambicioso para la época, pero a pesar de los obstáculos presentados en su momento, él no dejó su idea morir y la vio materializada años después en el mundo de Pandora logrando que su idea se convirtiera en la película más taquillera de la historia hasta el momento.
¿Cómo podemos retarnos y concretar nuestras ideas? James Cameron es un claro ejemplo de que los obstáculos no existen. El miedo o la suerte no es una opción para realizar nuestros sueños, cuando tienes una idea, hay que empezar por apuntarla y hacer todo lo posible en nuestro entorno para que el proyecto se materialice. “Las ideas no son nada por sí solas, hagan sus ideas realidad”, comentó el director. Si este gran cineasta ha logrado crear mundos inimaginables y hacerlos posibles, ¿será que los imposibles no existen?