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Como mencioné en mi artículo pasado del debate entre JFK y Nixon fue el parte aguas del nacimiento de la Comunicación Política. A partir de ese debate en 1960, la imagen se convirtió en uno de los principales factores de valoración política.
Otro gran ejemplo tuvo lugar en Francia en 1981, un experto comunicador francés, Jacques Séguéla, literalmente le cerraba los colmillos a François Mitterrand para eliminar su sonrisa vampirezca. Este hecho contribuyó a que el candidato socialista se mantuviera 14 años en la presidencia, (el tiempo más largo en el cargo en la historia del país) derrotando a su eterno rival, Valéry Giscard d’Estaign.
Con el desarrollo de las tecnologías, lo visual se ha ido imponiendo a lo oído y lo escrito. Por ende, el nivel de sofisticación de la imagen es de tal magnitud que abarca inclusive las corbatas. No es casualidad que los candidatos usen preferentemente corbatas rojas o azules ya que proyectan una imagen de poder.
En términos de comunicación política, se podría decir que el lenguaje contribuye apenas con el 10 % de la imagen del candidato, el 50 % está asociado con lo visual (lenguaje corporal, actitudes, y gestos), mientras que el 40 % restante se asocia al paralenguaje, que viene siendo la imagen del partido, el análisis de coyuntura y elementos propios del candidato tales como la forma de hablar, de expresarse, el tono, etc.
La característica que define a la comunicación política es la creación de narrativas significativas en la sociedad que funcionan para informar, persuadir y llamar a los ciudadanos a la acción.
Las técnicas y estrategias de la comunicación política permiten crear, dar forma y distribuir mensajes que puedan influir en el proceso político, tanto a los líderes políticos como a los responsables de las relaciones públicas, redactores de discursos, funcionarios, ejecutivos de campañas y consultores políticos.
En la comunicación política, la imagen es fundamental para transmitir congruencia y reforzar el discurso. La imagen juega un papel muy importante a la hora de comunicarnos con un público, siendo esta la principal herramienta no verbal para darse a conocer ante los demás.
A diferencia de los personajes no públicos, los políticos, utilizan la vestimenta, no para expresar su personalidad, sino para proyectar y reforzar su discurso y generar empatía con su audiencia.
Dado a lo anterior, un líder perfecto siempre debe de adaptar su imagen a su discurso para lograr congruencia entre lo que dice y cómo se ve.
Por: Marcela Castillo Molina
Instagram: mc_stylist_
